Uno de los sueños que tienen los habitantes del corregimiento de San José de León, en Mutatá (Antioquia), es terminar de construir la Casa de la Mujer: un espacio para el empoderamiento que busca, a partir de tenacidad femenina y la equidad de género, fortalecer el desarrollo de la comunidad, con base en la reconciliación y la paz.
Las mujeres de San José de León, en Mutatá, tienen hoy una nueva ilusión, que, aunque se trata de un anhelo común, casi místico, es un deseo material: un espacio propio en donde ellas puedan desarrollar iniciativas comunitarias y demostrar su verdadero papel en la sociedad.
Es la Casa de la Mujer, un sueño que poco a poco se ha venido materializando en este territorio, en donde se adelanta un proceso colectivo de reincorporación de exintegrantes de las Farc-Ep.
En el marco de la política gubernamental Paz con Legalidad, y gracias a la estrategia ‘Acciones comunitarias con enfoque de género y derechos de las mujeres’ de la Agencia para la Reincorporación y la Normalización (ARN) y el British Council con su programa ‘Active Citizens’, se ofrecerá al mundo un ejemplo de empoderamiento femenino que se abrió paso gracias a la tenacidad de las mujeres que estuvieron en diferentes orillas de la violencia.
“Trabajar en comunidad te enseña”, afirma Luz Ledys López, una de las lideresas de este proceso, que, además, es esposa de uno de los excombatientes que llegaron a San José de León.
Todo comenzó con la creación del Comité de Mujer y Género, en 2017, el cual se convirtió en un punto de encuentro entre las mujeres que recién llegaban y las que vivían en la vereda. “El nombre se lo pusimos porque a la primera reunión solo asistieron mujeres”, dice Luz Ledys.
Dos años después, la ARN y el British Council implementaron en este municipio una estrategia con enfoque de género en la que las mujeres se capacitaron en liderazgo, participación, ciudadanía activa, construcción de paz y derechos sexuales y derechos reproductivos, entre otros temas.
“Lo mejor es incluir a todos”, señala por su parte la excombatiente María Saray Mosquera, quien sugirió hacer un bingo en el municipio de Riosucio –un pueblo cercano, pues allí tiene familiares– para recaudar dinero y poder dotar un nuevo restaurante del Comité.
Pero más allá del negocio, el objetivo del Comité es convertirse en un puente entre excombatientes y la comunidad de San José de León, para crear vínculos que promuevan oportunidades de trabajo y espacios de convivencia y reconciliación.
La Casa de la Mujer fue el siguiente paso, una transición natural del trabajo realizado por el Comité al constatar lo eficaz que resultaba implementar iniciativas para fortalecer e integrar a una sociedad.
“Es el futuro de la comunidad”, afirma la misma Luz Ledys, mientras prepara el almuerzo de los niños que llegan a terminar su jornada escolar. Ella formaba parte de la directiva del Comité, pero ahora se dedica a asesorar y a impulsar a sus nuevas compañeras para que aprendan a liderar estas iniciativas comunitarias que ya dan frutos.
Entre tanto, el proyecto sigue otras líneas de acción diseñadas para integrar a la comunidad en toda clase de actividades, que van desde campeonatos deportivos mixtos hasta agendas culturales y jornadas de salud femenina, pasando por un nuevo taller de confecciones que piensan montar.
Las máquinas de coser, entregadas por la ARN y el British Council, ya están listas. El SENA capacitará a las operarias y solo falta terminar el espacio físico de la casa, que está demorado a causa de los inconvenientes ocasionados por la construcción de la nueva carretera del pueblo.
Mientras se terminan esas obras, continúa la agenda cultural y pedagógica que incluye espacios de diálogo con otras comunidades de la región sobre derechos sexuales y derechos reproductivos, y sobre el empoderamiento eficaz de un Comité bien organizado con un enfoque de género.
Ese trabajo comenzó con las jornadas de sensibilización en el corregimiento de San José de Apartadó, en donde Luz Ledys y otras integrantes del Comité le compartieron a la comunidad sus anhelos, lo ganado y aprendido, los aciertos y los errores, con el fin de que otras poblaciones se animen a consolidar iniciativas similares.
Adicionalmente, el pasado 8 de marzo, Día de la Mujer, San José de León acogió a unas 200 personas de veredas aledañas y del municipio de Dabeiba para conmemorar la fecha con bailes y una obra de teatro. Hubo espacios de formación con el propósito de replicar el mensaje y de encender una chispa que incentive a otras mujeres a movilizar la transformación de sus comunidades.
En el futuro, el Comité de Mujer y Género planea montar una panadería (ya tiene los hornos especializados) para vender productos típicos del pueblo, como las mermeladas y encurtidos. Por ahora, el sueño que todavía desvela a estas luchadoras es uno solo: terminar la Casa de la Mujer, el nuevo hogar de la paz que abraza a toda su comunidad.
Con su historia, Luz Ledys y María Saray son ejemplo de liderazgo y empoderamiento. Ellas demuestran por qué #SoyMujerSomosCambio.
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