Luz Edith Echeverry y Lesly Viviana Martínez: dos historias de vida que demuestran que la reconciliación y la reincorporación a la sociedad no solo son posibles, sino que benefician a toda una comunidad.
“Las vueltas que da la vida”. Esa no es una frase vacía para Luz Edith Echeverry. Por el contrario, adquiere validez cada vez que ella ve rodar la película de su existencia, que en cámara rápida sería algo así: un día fue acusada de ser parte de las Farc-Ep, fue a la cárcel, se acogió al proceso de reincorporación y entró al programa Gestores de Paz de la Alcaldía de Cali, donde aprendió, de la mano de la Agencia para la Reincorporación y la Normalización (ARN) y el British Council, sobre derechos de las mujeres y prevención de violencias basadas en género, temas de los que nunca había oído hablar.
Todo esto pasó en cuatro años y a Luz Edith le sirvió, entre otras cosas, para convertirse en algo que todavía no se cree: una lideresa. Ella organiza, motiva, opina, exige, acompaña, piensa, ejecuta y cuando toca, hasta le ‘canta la tabla’ al que sea en la Mesa de Género creada por y para excombatientes y víctimas en la capital del Valle del Cauca.
“Esto me sirvió para hacer cambios en mi persona. Yo era reservada, no hablaba con casi nadie. Subí mi autoestima y me dieron ánimos de ayudar a los demás. Cambié mi agresividad por una sonrisa”, dice esta mujer de 45 años, de hablar franco y sonrisa pícara.
Ahora, la versión en cámara lenta de toda esta historia.
Luz Edith trabaja en la fábrica de artículos de metal que fundó su abuelo hace 50 años. En el taller todo es gris, hay manchas de grasa en el piso y en las paredes, hay troqueles grandes y pesados por todos lados y la chatarra le da un aire caótico al lugar.
Ella se mueve con propiedad por allí y se le mide a todo: trabaja con el taladro de pie, con la troqueladora, con la perforadora… máquinas que, se cree, casi siempre tienen un hombre al frente.
En este lugar donde trabajan tíos, primos y hermanos, Luz Edith le saca brillo a un platón, le da el acabado a una olla y monta el pesado troquel en la máquina… nada le queda grande a esta mujer.
No se reconoce como excombatiente, pero sí como reincorporada. En el programa Gestores de Paz y Cultura Ciudadana, apoyado por la ARN y el British Council, “conocí a mujeres de las Farc-Ep y me siento muy orgullosa de ello porque tienen muchas cualidades. Son muy sensibles y colaboradoras. Tratándolas, puedo decir que son mucho mejores personas que cualquiera otra que te encuentras en la calle”, explica.
En el proceso, Luz Edith aprendió cosas que eran totalmente nuevas para ella: derechos y deberes de las mujeres, participación ciudadana, violencias de género, maltrato contra la mujer, derechos sexuales y derechos reproductivos, equidad, inclusión, derechos humanos, entre otros. Todo dentro de la estrategia ‘Acciones comunitarias con enfoque de género y derechos de las mujeres’ de la ARN y el British Council y su programa ‘Active Citizens’.
“Estamos en una sociedad machista, donde la gente se escandaliza porque una persona tenga una orientación sexual diferente y al mismo tiempo exige que la mujer sea sumisa y que se le pueda maltratar. Una comunidad en la que, por ejemplo, discriminamos a los trans, y en la que hablar de sexo es un tabú”, dice Luz Edith.
Para compartir con la sociedad lo aprendido durante el programa, el grupo pensó en dos actividades: pintar un grafiti, que quedó plasmado en un muro de la calle 39, en Cali, y una exposición de fotografía. Pero pensar en qué decir en esas expresiones artísticas generó tensión: “La verdad, no éramos muy unidos y se presentaron muchas discusiones. Hubo hasta burlas cuando se tocaban temas de homosexualidad, por ejemplo. Se notaba el machismo”, cuenta Luz Edith.
Lesly Viviana Martínez, habitante de Cali, quien también participó en el programa, recuerda que “las víctimas no se juntaban con nosotros ni con los excombatientes. Y con el tema de la exposición de fotos surgieron polémicas”.
Hablar les sirvió a todos. “Nos dimos la oportunidad de conocernos, de contar nuestras historias y de ponernos en los zapatos del otro. Y nos dimos cuenta de que todos habíamos sufrido la violencia de alguna forma. Yo también sé qué es que me maten a alguien, porque la situación en el barrio es dura”, comenta Lesly.
Superadas las diferencias, lograron montar la exposición: hombres y mujeres participaron con sus ideas, colaboraron unos con otros como modelos, con el vestuario, con el maquillaje, buscando el escenario, disparando la cámara… ¿El resultado? 33 fotografías que exhibieron, en noviembre de 2019, en la Sociedad de Mejoras Públicas, bajo el título ‘Narrativas de género y reconciliación’.
En la foto que hizo, Luz Edith quiso resaltar el valor de las mujeres que, para mantener a sus hijos, se rebuscan el día vendiendo pulseras o chicles en la calle. Y Lesly mostró el maltrato hacia su género, resaltando esas palabras con las cuales las insultan sus parejas y/o familiares: sonsa, perra, mantenida, cállese, fea...
“Ya teniendo estas enseñanzas, sé que no me dejo volver a maltratar ni a tocar de nadie y eso quiero que lo aprendan otras. Cada vez que cuento mi historia, me lleno más de valor. Ahora me siento feliz, tranquila, bonita, admirada, halaga, muy llena de valores, de autoestima… me siento una mujer nueva”, dice Lesly.
Las fotos también hablaron sobre diversidad sexual, las relaciones de pareja, la inclusión y la discriminación. Todo esto que aprendieron en el grupo marcó un nuevo proyecto de vida tanto para Luz Edith, como para Lesly.
“Descubrí en mi interior la necesidad de ayudar a los demás con todas las herramientas que me proporcionaron. Es mi aporte a la paz”, afirma Luz Edith.
“Quiero seguir dando charlas en comunidades y fundaciones, porque con una palabra mía que le llegue a alguien al corazón, sé que le puede cambiar la vida”, dice Lesly.
Por eso conformaron la Mesa de Género, en la que participan 14 personas del grupo original de 50. Son hombres y mujeres que van a las comunidades, a fundaciones de jóvenes con problemas de drogadicción, a colegios y donde quieran oírlos, para hablar de temas de género, equidad, inclusión, paz y derechos humanos.
Dan sus testimonios, montan obras de teatro para explicar los temas y hacen foros, al tiempo que se apoyan entre ellos y ellas, se dan ánimos, ríen, lloran, y hasta discuten por una que otra idea.
Con sus historias, Luz Edith y Lesly son ejemplo de liderazgo y empoderamiento. Ellas demuestran por qué #SoyMujerSomosCambio.
Volver a reportajes