A través de proyectos productivos, mujeres excombatientes de las Farc-Ep y habitantes de las comunidades fortalecen su autonomía económica y promueven la reconciliación. Así avanza el enfoque de género en el proceso de reincorporación.
Empoderamiento, educación y equidad son las tres palabras clave que vienen impulsando el emprendimiento femenino en Colombia. A medida que ellas se apropian de sus vidas, confían más en sus capacidades y habilidades y avanzan en su independencia y autonomía.
Estos tres aspectos han sido fundamentales para ir cerrando la brecha de género que también existe en el mundo de la inclusión económica. Aunque diferentes estudios plantean distintas cifras, es alentador saber que en Colombia hay 7,2 emprendedoras por cada 10 emprendedores según el Global Enterpreneurship Monitor, 2018/2019 (GEM).
Este empuje y entusiasmo por alcanzar su independencia y autonomía económica también lo muestran las 3.072 mujeres excombatientes de las Farc-Ep, que adelantan su proceso de reincorporación en diferentes regiones del país. Para ellas es fundamental contar con iniciativas productivas que les den una estabilidad económica y un proyecto de vida dentro de la legalidad.
Para ello han contado con el apoyo del Gobierno nacional y organismos de cooperación internacional, que implementan diferentes estrategias para impulsar la reincorporación económica, comunitaria y social de las exintegrantes de las Farc-Ep, con el fin de fortalecer su autonomía económica, en un trabajo conjunto con las comunidades.
Es el caso de la estrategia ‘Acciones comunitarias con enfoque de género y derechos de las mujeres’, que adelantaron la Agencia para la Reincorporación y la Normalización (ARN) y el British Council, con su programa global ‘Active Citizens’, en 10 municipios del país entre 2019 y 2020.
Se trata de un proceso comunitario que contribuye al cumplimiento de algunas de las acciones en materia de género consignadas en la política Paz con Legalidad. En este, mujeres excombatientes y de las comunidades participaron en un proceso formativo en temas de género, liderazgo, ciudadanía activa, participación y derechos sexuales y reproductivos, y construyeron conjuntamente agendas para identificar las necesidades de sus territorios y proponer soluciones.
Así mismo, pusieron en marcha proyectos sociales, culturales y productivos. Entre estos últimos, hay uno en Pasca (Cundinamarca) de transformación de lácteos y frutas; en Manaure Balcón del Cesar (Cesar) tienen gallinas ponedoras; en Pondores (La Guajira), crearon una cocina móvil y venta de café; en Tumaco harán accesorios con reciclaje; y en Tibú (Norte de Santander) e Ituango (Antioquia) iniciarán talleres de confección.
Estos proyectos, además de constituir una forma de ingresos, también sirven para fortalecer lazos de confianza en la comunidad, porque para sacarlos adelante no solo se reparten el trabajo, sino que también buscan recursos y capacitaciones para administrarlos exitosamente.
Así lo ha demostrado 'PonePaz', la iniciativa de cría de gallinas ponedoras que adelanta un grupo de 16 mujeres y un hombre en el antiguo Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación (ETCR) Tierra Grata y en veredas aledañas, en Cesar. Algunas de ellas pertenecen a las comunidades, otras son excombatientes y unas más son compañeras de hombres reincorporados.
El proyecto cuenta con 540 aves distribuidas en tres galpones ubicados en sitios distintos: Manaure Balcón del Cesar, San José de Oriente y el antiguo ETCR Tierra Grata. Desde marzo, están comercializando los huevos con restaurantes y familias de la zona, los cuales llevan un mensaje de reconciliación en los empaques.
‘PonePaz’ no solo quiere vender un producto, sino una historia: la de estas mujeres en proceso de reincorporación, que se unieron a las de la comunidad, muchas de ellas víctimas de la violencia, para tender puentes de reconciliación y construir un proyecto de vida nuevo con el que puedan sostener a sus familias.
Las mujeres han demostrado liderazgo, empoderamiento y capacidad de gestión para llevar sus iniciativas adelante, pues no solo han empleado los recursos aportados por el Gobierno –a través de diferentes estrategias, como la implementada con el British Council, y, también, del apoyo económico de 8 millones de pesos que reciben por el proceso de reincorporación– sino que han buscado financiación con organismos de cooperación internacional y otras organizaciones.
Así demuestran, una vez más, que las mujeres aportan al desarrollo económico y social de sus comunidades y del país.